ORIGEN DEL NACIONALISMO VASCO Y CATALÁN (Parte III)
CONCLUSIONES Y FUTURO
En España existen cuatro comunidades autónomas en las que se ha dado en mayor o en menor medida un nacionalismo excluyente: Navarra, Galicia, País Vasco y Cataluña. No queremos incluir a Canarias porque entendemos que el movimiento separatista en estas islas no tuvo apenas base social y, por otra parte, hay fundadas sospechas de que fuera alimentado por países vecinos
Estas cuatro comunidades llegaron a contar, incluso, con movimientos terroristas que cometieron atentados. En País Vasco y Navarra, ETA; en Galicia el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (EGPGC), y en Cataluña, Terra Lliure. No obstante y aunque estas dos últimas organizaciones produjeron muchos daños materiales, a diferencia de ETA solo causaron la muerte de tres personas. ETA cometió 861 asesinatos según datos de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
Galicia y Navarra no han mantenido, a diferencia de Cataluña y País Vasco, una tensión constante con el Estado en su intención de ganar más y más autogobierno, e incluso rebeliones, llegando a la proclamación de independencia. Y esto nos lleva a reflexionar sobre por qué unas comunidades son tan diferentes a otras, e incluso a hacer proyecciones de futuro, buscando una hipótesis predictiva de lo que puede llegar a ocurrir.
Para ello, una vez desarrollado el tema en las dos partes anteriores de este artículo, debemos pasar a identificar y analizar, a modo de resumen, los factores que caracterizan y desencadenan un nacionalismo excluyente aplicado a España.
Vamos a componer una hipótesis que estructura los factores del nacionalismo excluyente o secesionista en tres estadios o fases:
A. Factores de base.
B. Factores desencadenantes.
C. Factores de acción separatista.
En primer lugar, los FACTORES DE BASE son los que poseen todas las naciones desde su origen y sirven como diferenciadores respecto a las demás. Son más o menos significativos y marcan mayores o menores diferencias. Estos factores no son exclusivos de los más radicales y pueden utilizarse como identificadores de vascos y catalanes, pero también de andaluces o murcianos. Veamos cuáles son:
A.1. Rasgos culturales y étnicos propios y distintivos. Nos referimos a la lengua, el dialecto o el vocabulario; las tradiciones; la gastronomía; los hechos históricos y antepasados; el arte, etc.…
La lengua es muy relevante como factor identitario, especialmente cuando ésta es muy peculiar y distinta, como en el caso del euskera o el caló (variante del romaní que hablan los gitanos en España), pero también es importante cuando simplemente se utilizan giros o palabras propias. Un toledano lejos de su tierra identificará a un paisano si le escucha decir palabras como «bolo», «cabalito» o «pachasco», y un murciano al escuchar «aperreao», «zarangollo», «bonico» o «chacho».
El territorio, «la tierra», es un factor muy significativo, pero no siempre necesario. Por ejemplo, los gitanos y los judíos han carecido de un territorio propio a lo largo de la Historia, pero esto no ha impedido su identificación como nación muy diferenciada. No obstante, esta «tierra» puede simbolizar mucho, como vemos, por ejemplo, en el himno de Cataluña, en el que se pone especial énfasis en «los defensores de la Tierra».
A.2. Fueros (derechos históricos). Si el factor anterior es fruto de un devenir colectivo e inconsciente, los fueros, leyes o normas que regulan el comportamiento social y administrativo son una obra mucho más sesuda que denota e implica un alto grado de madurez. Estos fueros se viven como algo propio e inalienable y arrebatarlos o suprimirlos, especialmente para imponer otros, es habitualmente percibido como una agresión.
A.3. Símbolos. Todas las naciones, orgullosas de serlo, crean símbolos para distinguirse del resto y para fomentar una conciencia de pertenencia en sus miembros. Los símbolos representan sus valores, hechos gloriosos e historia. Los más utilizados son la bandera, el escudo, el himno y el lema. Pero también otros, como una flor (Austria no puede desligarse del edelweiss); un objeto sagrado (para los judíos la menorá o candelabro de siete brazos); el santo patrón, o el día de la fiesta nacional. Estos símbolos se convierten en sagrados y llaman, incluso, a defenderlos hasta la muerte.

Cataluña, Navarra y País Vasco
Estos tres factores son comunes a todas las naciones, nacionalidades o regiones, pero en sí mismos no son necesariamente desencadenantes de separatismo o segregación. Cuando se trata de un estado multinacional, como ocurre en España, estos factores distinguen y pueden provocar rivalidades, pero no llevan necesariamente a una voluntad secesionista. En los estados multinacionales por encima de los rasgos, fueros o símbolos particulares se encuentran otros que representan la unidad, la mezcla ordenada y solidaria de todos y se pretende que sean estos los que prevalezcan.
Una vez identificados los factores de base, esenciales en toda nación (o nacionalidad) debemos buscar aquellos factores que tensionan la unidad de un grupo multinacional y fomentan la disensión e incluso las ideas de separación por parte de alguno de sus miembros. A estos factores los llamaremos FACTORES DESENCADENANTES. Son los siguientes:
B.1. Percepción de amenazas de supresión de factores identitarios propios. Esta percepción es especialmente importante cuando se trata de la lengua propia, del territorio o cuando se ningunean los símbolos. En Cataluña, por ejemplo, se ha utilizado como argumento nacionalista la supresión por decreto de la lengua catalana a nivel administrativo en determinados momentos de la Historia de España, incluso propagándose la creencia de su supresión en la vida diaria, o la prohibición de exhibir públicamente símbolos, como la bandera o interpretar su himno.
Hoy esto no ocurre, pero puede utilizarse el recuerdo o rememoración de estos hechos en el pasado para irritar a los ciudadanos, motivarles a enfrentarse con el «estado opresor» y justificar la necesidad de secesión. Como ejemplo, recordemos al dictador Primo de Rivera, que prohibió el uso público y administrativo del catalán y bailar públicamente la sardana «La Santa Espina». También ordenó derribar las cuatro columnas de Monjuic que simbolizaban las cuatro barras de la bandera o senyera de Cataluña.
B.2. Supresión de Fueros o derechos propios. Esto ha sucedido en España a partir de acontecimientos traumáticos y violentos, guerras y sublevaciones, lo que acentúa el dramatismo de este hecho. Y mucho más ofensivo es para una nación la imposición, además, de las leyes del vencedor, sin dar opción a una amplia negociación, como ocurrió en Cataluña en 1716 con los Decretos de Nueva Planta ordenados por Felipe V, en los que se derogaban los ancestrales usatges de los catalanes y se implantaban las leyes de los «odiados castellanos».

Jorge Villegas
Se identifican territorios constitucionales, forales y coloniales
En Navarra, por el contrario, se alcanzaron acuerdos en 1841 por los que se suprimían parte de los fueros tras una negociación, al igual que en las provincias vascas en 1878. En cuanto a Galicia, tal y como reconoce el profesor Faustino Martínez, no encontramos fueros propios reseñables por su temprana vinculación a León y Castilla, lo que provocó una falta de personalidad política propia y la imposibilidad de que los muchos fueros y privilegios particulares de cada villa o ciudad formasen un corpus jurídico superior y único[i]. De esta forma se constituyeron tres zonas bien definidas y perfectamente reconocidas en el siglo XIX, como podemos apreciar en el mapa de Torres Villegas en el que en 1852 se distinguen cuatro zonas con regímenes legales característicos: los puramente castellanos; los forales (Navarra y País Vasco); los coloniales (Antillas y Filipinas) y, por último, los «asimilados» a la legislación castellana por los decretos de Nueva Planta de Felipe V (Aragón, Cataluña, Baleares y Valencia)[ii]:
B.3. La inmigración masiva y la percepción de este hecho como un riesgo de pérdida de rasgos identitarios. Esta percepción de la inmigración como una amenaza es muy actual y recurrente en redes sociales. Estos mensajes actuales, básicamente racistas y de odio, argumentan y advierten del supuesto peligro que corre la raza blanca por la masiva llegada de inmigrantes desde África.
Estas argumentaciones ya se dieron en el pasado en diferentes momentos, especialmente a finales del siglo XIX en Cataluña y sobre todo en Vizcaya. Fueron aplicadas a los numerosos españoles que se vieron atraídos por la industrialización y la exigencia de mano de obra de estas regiones, lo que constituyó un motivo de alarma para los más tradicionalistas y uno de los detonantes del nacionalismo separatista vasco.
B.4. Oligarquías, especialmente la alta burguesía, que desean y contemplan la posibilidad de ganar poder político y económico con la secesión. Esta burguesía valorará muy positivamente tener plena independencia y, sobre todo, el mando absoluto que ésta le otorgaría en el territorio de su nación. En realidad, la historia del Nacionalismo ha sido protagonizada por la burguesía, muy lejos del marxismo que, desde sus inicios, abogó por la disolución de fronteras y por la igualdad (no olvidemos que su himno emblemático se llama «la Internacional»). Por ello, los partidos que en la actualidad se llaman a sí mismos marxistas y, al mismo tiempo, defienden el nacionalismo, caen realmente en una enorme contradicción.
El afán por acabar con el poder de la aristocracia llamó a los burgueses a la revolución a partir del siglo XVIII, con el objetivo de afianzar su poder económico y controlar el poder político para, así, conseguir también el control social e incluso cultural sobre el territorio de una nación. El deseo de poder absoluto de los más poderosos económicamente no ha decaído y un buen ejemplo lo tenemos en Estados Unidos, donde la llegada de Donald Trump al poder ha llevado al control del Estado a una oligarquía económica.
En cuanto a España, no perdamos de vista que los partidos nacionalistas más relevantes son dos fuerzas políticas dominadas por la burguesía o «de derechas», el Partido Nacionalista Vasco y Junts per Cataluña. Esta burguesía adinerada y con intereses claramente nacionalistas es la que financia la costosa y lujosa estancia de un fugado de la justicia como Carles Puigdemont en Waterloo. Suponemos que ve en ello una inversión de futuro.
Estas oligarquías, como la que se ha gestado en Estados Unidos, no es sino una forma de nuevo feudalismo, en el que el «emperador» o presidente posee el poder desde lo alto de la pirámide, un poder que distribuye hacia abajo hasta llegar a la base, los más humildes, los nuevos siervos, a los que se permite sobrevivir con lo justo y se les impide rebelarse. La rebelión en la Edad Media se evitaba aplicando castigos, pero hoy se utiliza algo más sutil, la manipulación mediante la educación y los medios de comunicación, las redes sociales y el populismo de políticos profesionales dirigidos por los poderosos
B.5. Éxito económico propio, especialmente en un contexto supranacional de fracaso y pobreza. En el año 1898 España sufrió «su» Desastre. Pero un desastre que permitió la repatriación de capitales, especialmente desde Cuba y Puerto Rico, llenando los bolsillos de algunos (especialmente catalanes y vascos) y ayudó a su prosperidad económica y a incrementar la brecha económica con el resto de España.
Por esto, en el año 1898 se agudizó un pensamiento que ya rondaba por las cabezas de muchos catalanes y algunos vascos: «¿Por qué tenemos que seguir unidos a esta España pobre y derrotada cuando mi nación es rica, próspera y estupenda?». Esta misma reflexión, aunque algo matizada, es la que se encierra tras una frase que se ha hecho muy popular actualmente entre los separatistas catalanes: «España nos roba» y que encierra el deseo de quedarse con todo lo que producen sin tener que compartirlo con castellanos, andaluces, murcianos, extremeños… con esos españoles de los que dicen que nada les une y piensan que les parasitan.
B.6. Debilidad del Gobierno de España. Es, más que un factor desencadenante, un factor de oportunidad. Resulta excelente para conseguir resultados positivos que el Gobierno de España se encuentre en minoría, como ha venido ocurriendo en España en los últimos veinticinco años, salvo en 2000 y 2011. La debilidad del Gobierno siempre ha sido una fuente de nuevas competencias para Cataluña y País Vasco, cuyos partidos con representación parlamentaria nunca han dejado de exigir más competencias que llevan hacia la desintegración.
Estos cinco factores que hemos denominado desencadenantes, son los que a finales del siglo XIX y principios del XX determinaron en Cataluña movimientos como el de las Bases de Manresa, mencionadas en la segunda parte de este extenso artículo, que supusieron un intento frustrado de conseguir la práctica independencia administrativa de Cataluña, incluso imponiendo el catalán como única lengua en la relación con el estado, moneda propia y pleno control sobre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Esta iniciativa, como otras muchas, no prosperó
También explican el violento movimiento independentista de Sabino Arana, basado en el odio y en un fundamentalismo racista y violento contra el resto de los españoles, a los que llamaba despreciativamente «maketos».
A partir de estos factores desencadenantes, no resulta difícil entender que se pueda dar un paso más hacia la secesión y que se tomen iniciativas para conseguir desligarse e «ir por libre», de independizarse plenamente o, cuando menos, alcanzar las máximas cotas de autogobierno, alejándose del resto de nacionalidades que componen el Estado. Una vez tomada la decisión de conseguir más autonomía, o incluso la plena independencia, por un grupo que encarna el liderazgo, es necesario llevar a cabo una serie de acciones que aquí denominamos FACTORES SEGREGADORES o SECESIONISTAS.
Los factores segregadores o secesionistas que se concretan en acciones que buscan sin disimulo alcanzar el autogobierno e incluso la independencia, son los siguientes:
C.1. Interpretación sesgada de la historia propia. Los mitos nacionales son algo habitual y cotidiano, pero solo son mitos, leyendas sin base histórica. Sin embargo, pueden ser perfectamente utilizados para potenciar la conciencia nacionalista. Por ejemplo, una leyenda que carece de base histórica atribuye a los vizcaínos una victoria sobre los leoneses en la batalla de Arrigorriaga (pedregal rojo – de sangre -), gracias a la cual alcanzaron su independencia, una independencia que, realmente, nunca tuvieron. No hay datos históricos que lo corroboren, pero siempre se pueden «encontrar» indicios y manipularlos, o falsearlos si es necesario, obteniendo «verdades históricas» que los más nacionalistas nunca van a cuestionar, porque dicen lo que quieren oír. Otro mito vasco es el del gran patriarca Aitor, de quien supuestamente descienden todos los vascos con su famoso RH-.
Pero se han dado invenciones aún más difíciles de sostener, como la creencia de la legitimidad histórica de la gran nación vasca, compuesta por siete provincias, incluidas tres en Francia y la propia Navarra. Una nación que nunca existió y que difícilmente puede sostenerse cuando acudimos a la Historia, como ya explicábamos en la parte II. Y en idénticos términos deberíamos hablar de los países catalanes, con Baleares, Valencia y parte de otros territorios, que tampoco existieron jamás y que se fundamentan, simplemente, en la expansión de la lengua catalana, sin mayor base y olvidando que la titularidad del poder siempre estuvo en manos de la Corona de Aragón. O, como explicábamos en la Parte II, la Diada de Cataluña, una conmemoración convertida en mito independentista sin fundamento alguno, porque sus protagonistas jamás lucharon, y murieron, por la independencia.
C.2. El control educativo. La manipulación de la Historia necesita imponer creencias que sean admitidas sin discusión y como ciertas y hacerlo desde la más tierna infancia. El objetivo es crear una juventud que sirva de base social y política para los intereses de la burguesía dirigente. Hacer que esa juventud adquiera e interiorice como propios e insustituibles los símbolos de la nación, al tiempo que rechaza, e incluso desprecia, todos los demás. Yo me eduqué, por mi edad, en un colegio de la época de Franco y soy testigo directo de lo fácil que es manipular a los niños y jóvenes a partir de una tergiversación de la Historia y de la creación de hábitos de veneración de los símbolos.
Las escuelas catalanas han rechazado, incluso yendo contra la ley, el bilingüismo, excluyendo el castellano y llevándolo a la consideración de lengua extranjera. Pero también se han creado temarios adaptados en las asignaturas de Historia que no siguen, habitualmente, lo explicitado en las leyes educativas comunes a todos los españoles. En el País Vasco la imposición del euskera es más complicada, por la propia dificultad de esta lengua, pero en lo relativo a los temarios de Historia podemos decir lo mismo que en el caso catalán.
Esta deformación de la realidad histórica pasa, habitualmente, por un victimismo basado en centrarse solamente en los agravios recibidos y en rechazar cualquier vínculo con el resto de españoles. Además de minimizar los hechos relevantes de la Historia de España para centrarse al máximo en la historia de Cataluña o de los vascos, o incluso dar especial énfasis a las derrotas y desgracias de los españoles, particularmente del reino de Castilla.
C.3. Control social y de los medios de comunicación. En Cataluña es obligatorio rotular los comercios en catalán, por lo que se considera una «vulneración de los derechos lingüísticos» rotular solamente en castellano, algo inaudito en cualquier otro lugar. Este control coercitivo se extiende a los medios de comunicación, en los que no se ahorra en tiempo y dinero para facilitar la propaganda nacionalista. Es cierto que los medios locales también están manipulados en el resto de las comunidades autónomas, pero en estos casos se limitan al control político, sin sesgos nacionalistas. Es relevante para entender la importancia de controlar los medios de comunicación, la exigencia que a finales de enero de 2025 ha hecho el partido Junts per Catalunya al Gobierno de España para dirigir al 100% la 2 de TVE en sus emisiones en Cataluña.
El nacionalismo secesionista extiende también sus alas sobre las actividades de ocio, festividades e incluso el deporte, con frases de contenido muy significativo, como la que afirma que el FC. Barcelona es «mes que un club» (más que un club), una forma sutil de recordar que este club va más allá del deporte y se identifica con el nacionalismo. Una buena prueba de ello fue la cesión del Nou Camp para realizar un acto de reivindicación nacionalista el 24 de junio de 1981, con la presencia de más de 80.000 enfervorecidos catalanes al grito de «Som una nació» (Somos una nación) y en el transcurso del cual se dio a conocer el grupo terrorista Terra Lliure. Este club incluso ha firmado acuerdos de colaboración con la organización independentista Omnium Cultural, perdiendo la imparcialidad que se espera de una organización deportiva con seguidores en toda España.
C.4. Radicalización de los partidos políticos nacionalistas. En España hasta 2015 Convergencia i Unió (CiU) colaboró con el Gobierno de Madrid, fuese del color que fuese. Por su parte, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha venido manteniendo también una política de colaboración en la misma línea que CiU. Son nacionalistas, ambiciosos y están deseosos de alcanzar un mayor autogobierno, pero no han dado un salto cualitativo hacia la independencia, al menos hasta 2017 en Cataluña, año en que como todos recordamos se realizó un serio intento de total secesión, a las bravas, de forma unilateral y sacando a la calle toda la artillería social y mediática independentista. Sin la radicalización política, facilitada por la transformación de CiU en Junts per Catalunya, esto no hubiese sido posible y, de hecho, la llegada al palacio de la Generalitat de un gobierno del PSOE ha calmado los ánimos.
C.5. Creación de bases sociales radicales. Durante los años de ETA en el País Vasco los grupos sociales más radicales acompañaban y justificaban a los asesinatos con la Kale borroka, la violencia en las calles, organizados por organizaciones de jóvenes tan altamente motivados como violentos. Grupos que se unían en bares o a través de la música, el rock radical vasco, que potenciaba el independentismo y las agresiones contra la autoridad y todo lo que tuviese que ver con España.
Muchos de estos grupos musicales apoyaban sin tapujos el terrorismo de ETA. Veamos, como ejemplo, la letra de una canción del grupo Pikutara (al infierno), homenajeando a finales de 1980 a varios etarras muertos y llamando a la lucha[iii]:
(…) Peru (Perurena), te mataron saliendo de casa. Con cuatro tiros en el cuerpo te dejaron muerto en el suelo. Los “perros” españoles se salieron con la suya. […] Rafa dejaste la vida mientras ponías un petardo, diste tu vida a un pueblo sediento de libertad. […] Mikel viste a los «perros» y te diste a la fuga. Gritaste Gora Euskadi Askatuta y te tiraron por la ventana. ¡No, no, no, no, el pueblo no perdonará! ¡Y por todos los «gudaris» que han muerto luchando el pueblo no perdonará
Incluso grupos musicales, como Lendakaris muertos, manifestaban en una canción su derecho a ser remunerados por la lucha callejera:
Soy un veterano de la kale borroka
exijo compensación, aunque sea media pensión
Soy un veterano de la kale borroka
dame mi pensión o te parto la boca, ¡cabrón!
Hoy los «borrokas» han reducido notablemente su presencia en las calles del País Vasco, pero en Cataluña han surgido y proliferado grupos radicales, algunos muy violentos. Grupos como Endavant – Organització Socialista d’Alliberament Nacional; Partit Socialista d’Alliberament Nacional dels Països Catalans (PSAN-PC); Moviment de Defensa de la Terra (MDT); o Arran.

GORROTARREN PEGATINAK. PEGATINAS DEL ODIO. Centro memorial de las víctimas del terrorismo.
Vitoria-Gasteiz. Comisariado: Fernando Iñigo Aristu.
https://www.memorialvt.com/wp-content/uploads/2022/09/Pegatinas_Catalogo_Pliegos_A4_bilingue_v1.pdf
Junto a estos grupos que nutren al independentismo de vanguardias de choque, se han promovido otros de índole pacífica y contenido cultural, pero que también están dirigidos a apoyar el nacionalismo independentista, grupos como Òmnium Cultural o la Asamblea Nacional Catalana.
Estas organizaciones deben respaldar las acciones separatistas en la calle y en los medios de comunicación y exportar su imagen al resto del mundo. Las redes sociales se han convertido en una fuente de coordinación y propaganda insustituible. Para ello tienen que contar con suficiente presupuesto que la burguesía e incluso el Gobierno, cuando es también nacionalista, les proporciona.
C.6. Presiones terroristas. Actualmente el terrorismo con objetivos separatistas no está presente en el panorama español, pero la larga sombra de sus asesinatos asoló España hasta 2009 (la última víctima de ETA fue asesinada en 2010 en Francia, un gendarme que perseguía a varios etarras que acababan de robar un coche).
Hubo otros grupos terroristas separatistas en Galicia y Cataluña, los hemos nombrado antes, pero ninguno llegó a las cifras de ETA, con 861 asesinados a lo largo de más de cuarenta años. No hay pruebas de que estuviesen organizados por partidos políticos, aunque contaban con su apoyo. Herri Batasuna y más tarde Batasuna (una refundación del anterior) siempre dieron cobertura al grupo terrorista desde la legalidad.
Pero también el Partido Nacionalista Vasco (PNV) reconoció que se veía beneficiado con sus acciones sangrientas El lehendakari Xavier Arzalluz reconoció cínicamente en 1990 el valor que para el PNV tenían los asesinatos de ETA[iv]:
No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacudan el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas.
Un sentido de la vida demasiado maquiavélico, inhumano y cruel si tenemos en cuenta que el movimiento del árbol simbolizaba metafóricamente la muerte de seres humanos, casi siempre inocentes.
Contando con estos factores desencadenantes y segregadores, solo falta una élite directora que tome el mando y el liderazgo e inicie las acciones necesarias. Estas acciones pueden ir dirigidas a alcanzar mayores cotas de autogobierno y se justificarán y respaldarán desde las bases sociales, los medios de comunicación y los movimientos de protesta. Mucho más extraño es asistir a una declaración de independencia unilateral, pero esto ya ha ocurrido en 2017 en Cataluña, por lo que debemos reconocer que los factores desencadenantes pueden llevar hasta este extremo. Ante este grave hecho que pone en peligro el orden constitucional que los españoles nos otorgamos en 1978 y que debe ser respetado, el Estado tiene armas coercitivas que puso en marcha en su momento, así como el discreto respaldo de la Unión Europea que desea mantener la estabilidad. Pero… la tensión y el desencuentro pueden intensificar los factores desencadenantes y los factores secesionistas que aquí hemos analizado, provocando nuevos intentos de independencia.
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Llegados aquí, proponemos un ejercicio de reflexión individual. En la siguiente página encontramos una tabla en la que se exponen todos los factores antes expuestos aplicados a las cuatro comunidades autónomas con una historia (mayor o menor) de intentos secesionistas. Proponemos valorar los factores desencadenantes y secesionistas de 1 – 5 en función de la intensidad que han ejercido (o ejercen) sobre estos territorios, y así obtener una cifra comparativa que indique el riesgo de secesión en cada uno de ellos.
No vamos a valorar los factores de base, porque estos se encuentran en todas las conciencias regionales y no desencadenan necesariamente y por sí mismos acciones segregadoras o separatistas.
El resultado que se obtenga no pretende ser científico, ni mostrar una certeza inapelable, sino simplemente invitar a la reflexión sobre el pasado e incluso sobre el futuro. Porque una hipótesis de trabajo es, evidentemente, que una puntuación mayor debe implicar una posibilidad mayor de secesión, pero siempre, insistimos, desde la mera hipótesis.
Os invito a que hagáis vuestra propia reflexión.

Este es el resultado de mi valoración personal.

Esta publicación es la tercera parte de la charla- debate del 18 de enero de 2025, que tuvo lugar en la Libreria HG de Collado Mediano, Madrid. Herminio de nuevo te agradecemos tu colaboración.

Luis Orgaz Fernández
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